- ¿Dónde vas?
- Al ambulatorio… Obama
quiere copiar nuestro sistema pero no sé, no sé…
- Mira que eres agonías.
¿Estás enfermo? ¡qué tontería! Si tú no te has cogido una gripe desde que te
conozco…
- Me duele el lóbulo
izquierdo
- Ah… espero que no sea
grave ¿y por qué llevas tu libreta?
- El portátil pesa demasiado
y además se notaría mucho lo que estoy haciendo
- Eres un caso clínico, tu
lóbulo y tú ¿qué vas a escribir en los diez minutos que estés allí?
- Infeliz… ¿diez minutos?
Una hora no me la quita nadie ¿pero tú no has pisado nunca un ambulatorio de la
seguridad social?
- Bueno, sí, pero… la verdad
es que los médicos me dan miedo, yo con mi miel y mis vitaminas voy servido.
- Pues como espectáculo no
está nada mal. Lo interesante es que tarden en llamarte y así observar mejor.
- Pero aquello está lleno de
virus ¡tú estás chalado!
- ¿No sabes que para eso
sólo hay que respirar por la nariz y no te contagias?
- Que te miren el lóbulo
derecho también…
- Tengo ya una lista de
personajes para mi próxima novela, ¿quieres que te describa los que copié la
semana pasada?
- ¿También fuiste al médico?
- Sí, dije que notaba un
vacío en el estómago
- ¿Y…?
- Me mandó al psiquiatra
- ¿Y…?
- Ya tengo cita y otra idea
más para la novela, ya sabes, algún relato neurótico al estilo de Woody Allen.
- Dios Santo, que te miren
también la aleta izquierda de la nariz, estás grave
- Que no, que no… Escucha
este borrador:
- “En aquella sala se
concentra una muestra de nuestra sociedad. Una mujer, devora un libro ajena a
dos señoras que compiten a su lado en las Olimpiadas de la enfermedad más
desagradable: siempre acaban empatadas.
En una esquina se escuchan
los gritos de dos hombres en chándal sacando tripa y haciendo caso omiso del
cartel :“se ruega permanecer en silencio”, justo en el otro extremo está la
taconeadora,es una señora que no llega a los cincuenta, tiene clase de yoga y
aunque se ha dejado la comida hecha sabe que llegará tarde y todas la
criticarán, parece que su pie tiene vida propia…
-Luego está el bebé de la
sala, es una criatura que no sabe lo que es tener dolor de cabeza ni fiebre y
se dedica a correr delante del personal, detrás suya va la abuela y el yerno la
mira sacudiendo la cabeza porque no le gusta que le hable como a un
cachorrillo: “Valentíiiin, mi pequeñíiin, ay que se me escapa, ay ay que corre
más que yooooo”, la que se aísla es un clásico, lleva el mp3, mira de reojo al
personal y juega con el móvil, tiene todos los sentidos ocupados porque se come
un donut a la vez...
Pero el que se cuela es
fundamental. El personaje clave. Ese despierta más iras y antipatías que Bin
Laden. El que tiene fiebre se cura milagrosamente y le increpa, la señora mayor
que ha ido a echar la mañana le echa un sermón y al final el vigilante tiene
que venir porque la médica, que está nerviosa, no sabe cómo echarlo. Y así,
hasta infinito”
- Tú eres un caradura. Te
aprovechas de esa pobre gente. Plagias sus comportamientos.
- ¡Vaya con el remilgado!
¿Acaso crees que los clásicos no se pateaban las calles? Y no lo hacían para
reducir el colesterol, era para observar al ser humano en su salsa.
- Si es que no es eso… ¡a ti
no te duele nada! Y le quitas el turno a alguien que seguro está en cama con un
dolor de garganta tremendo…
- Lo añadiré a la coctelera
de personajes, gracias
- Desalmado
- No me critiques y
acompáñame. Estoy trabajando en un artículo sobre casas modernas, y voy a
endosarles “El ambulatorio del futuro” y en él habrá hilo musical, tonalidades
azules en las paredes y una luz especial, tenue para el que está en la cama con
fiebre y además tenga hasta su reservado con un sofá de relax y su zumito…
- ¿Pero tú no ibas a
escribir una novela?
- Sí… pero mientras tanto
tengo que comer. ¿No te apeno más yo? Este dolor de lóbulo me está matando,
venga vamos a relajarnos un rato que cuatro ojos ven más que dos
- Tú estás chalado pero voy
contigo, total esto del paro te da de tiempo libre
- Igual te duele algo por el
camino y entras por mí… ea, que te vas a divertir.
Texto rescatado (2010)
Joana Sánchez González