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domingo, 9 de diciembre de 2018

La más fuerte del mundo







¿Hay alguien?

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Hace tiempo que no pasaba por aquí, precisamente por falta de tiempo. Relatos urbanos tengo bastantes. Historias pequeñas que son muy grandes y vivencias importantes en estos últimos meses.

¿Pero cómo estás tú? Sí, lector al que le abrí mi intimidad en Internet.

Creo que he jugado a experimentar qué se siente al no compartir mucho sobre tus pensamientos o emociones en público y lo he volcado todo en un libro. Por fin está terminado, aunque sé que le daré otro repaso, soy así.

Un cambio en mi vida, ha sido el descubrimiento de la progesterona. Y ese hecho que puede parecer entre demasiado íntimo o surrealista, me ha dado muchas respuestas a comportamientos que algún ser humano del género masculino habrá sufrido por mi parte.

En estos últimos años no he tenido mucho tiempo para mí. Y si eres un lector-amigo, lector-conocido, lector-curioso..., ya lo sabes.

Acudí hace unas semanas a la ginecóloga, y ella me hizo una serie de preguntas que tenían mucho que ver con reacciones que hasta a mí me preocupaban y me hacían pasarlo muy mal.

No, no hablo de la broma gratuita de la divertida película Reloca, sino de cambios de humor importantes una semana antes de la llegada de la regla: impaciencia, ansiedad, ataques de pánico, inflarme como un pez globo, irritarme por cualquier nimiedad, caer en una tristeza profunda al menos durante dos semanas.

¡La culpa era de la ausencia de la progesterona!

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Así que muchos malentendidos que he tenido, o discusiones estúpidas ahora sé porqué han tenido lugar. Nadie tiene la culpa ni la  otra parte ni yo, sino esas hormonas que habían desaparecido. En fin, cuando se invierte el tiempo en los demás y te olvidas de ti pasa lo que pasa.

Ha sido mi cumpleaños, de hecho fue ayer. Lo celebré en plan tranquilo, como todos los años y me siento feliz. Ya se ha ido ese dolor en el alma ante la pérdida de mi padre. Le echo de menos, pero ya puedo disfrutar de las cosas y de las personas que están aquí y se merecen ser queridas.

Bailo menos, pero sonrío más.

Y sobre el baile no hay problema, siempre puedo volver a retomarlo.

Empiezo a gustarme y sigo sin dar importancia a cosas que no la tienen, y vuelvo a la progesterona, de ahí mis sorpresa cuando de un día para otro, enviaba mensajes o tenía contestaciones demasiado trágicas para lo acontecido. La química, que es muy importante en el ser humano.

Sigo sin pareja y tan feliz. No es una frase hecha. Es la verdad. Este mes he tenido que ir durante 9 días al hospital de San Juan por un familiar, cuando llegaba a casa estaba sola. Cuando madrugaba y desayunaba viendo a Buenafuente, Berto y Cimas, también lo estaba (pero menos)

Y me doy cuenta de que antes era una persona que se ahogaba en un vaso de agua y que ahora podría cruzar un océano, igual me he pasado, pero no en lo de no angustiarme por nada, por un comentario, por la ausencia o presencia de alguien.

No se aprende con los años, se aprende con lo que te rodea y cómo lo afrontas.

Puede que la progesterona haya hablado mal por mí en varias ocasiones en estos últimos años, aunque quién sabe... igual algo de razón tenía entre ese desajuste hormonal. No voy a fustigarme tampoco.

Queda nada para la Navidad, y este año también me apetece que llegue. Siento que volví a nacer o algo así de ñoño pero tan bonito de sentir.

Intento decir a quien quiero que le quiero.
Intento medir mis palabras hasta que comience con la hormona XD
Intento escribir cada día un poco mejor.
Intento no perder la ilusión por vivir.

Saludos, si hay alguien ahí.

Joana