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sábado, 31 de diciembre de 2016

Bye 2016




23:20 del último día del año. De fondo, una película mala, el uniforme de la Nochevieja bien colocado, el de estar por casa es cómodo y lo positivo es que los pies no te duelen al día siguiente.

Llega un momento en el que te acostumbras a que esta noche sea una más.

Cuando tienes pareja, la primera noche es... es... es... es... ES. Luego se intenta, se logra, pero al final acabas comiendo las uvas con tus padres (los tuyos) y no entiendes nada. "Somos poco convencionales" "Ok, ¿entonces qué haces en mi casa comiendo uvas?"

Y pasan los años, y todo vuelve a sus orígenes. 31, en pijama, y de repente feliz. ¡Por fin pasó el 24 y el 25! Se acercan los Reyes Magos y los adultos que no creceremos jamás nos ilusionamos y deseamos ver regalos bajo el diminuto árbol y el belén. Comer el roscón, buscar la figurita más surrealista y tomar chocolate. Por Dios, qué bueno. Valor, el de la terreta.

No creo que la vida de nadie cambie mañana. A no ser que esta noche entre unas copas de más y algún baile de menos, surja algo entre dos seres humanos. O bien ese detalle cambia tu existencia o como mucho tendrás a alguien nuevo en tu WhatsApp.



WhatsApp, creo que todo monologuista que se precie ha hecho ya la broma de turno. En serio ¿de qué va ese sistema de mensajería? ¿De acercar a las personas? Será a las que ya conoces, porque yo lo veo como el espacio adecuado para que los tímidos, lanzados en el mundo virtual y otros de esa especie se cuelen en tu teléfono. ¿Para qué? No lo sé. 

No sé si llegaremos a Marte, si Trump acabará con el mundo, o si podrán empeorar aún más la programación de la televisión. Si los youtubers seguirán siendo adorados como dioses, si Woody Allen repetirá experiencia con Amazon, si dejaré de ser usuaria Premium porque olvidé darme de baja por probarlo gratis un mes o si seguiré sin terminar ese libro que me debo.

Termino el año con una extraña sensación, supongo que la responsable son las historias que aparecen en la vida y que no nos apetece leer ni experimentar. Pero mi naturaleza optimista resuma mentalmente en una sola imagen mi año:

Mi vecina pidiéndome que me haga cargo de sus dos retoños: una niña de tres años y un bebé de un mes, mientas ella cual corredora profesional, iba a Mercadona batiendo todas las marcas. Minutos antes a quien cuidaba era a un señor que es mi padre, estábamos viendo vídeos: los días de la semana en inglés, alemán... 

La casualidad ha querido que cuidara también de estos niños. Mientras a una le contaba un cuento, al otro le cantaba muy mal, por cierto para que dejara de llorar, algo así como: "No llores Brahim que tu mami está en Mercadona pero Salma y yo estamos aquí" Lo raro es que se haya callado y me haya regalado una sonrisa.

Chicos, esto se acaba, sobre todo ese simulacro de felicidad forzada. De nostalgia y pesar para muchos, de recuerdos hermosos que se han forjado estos días, o de fechas sin sustancia asociadas a exámenes, rupturas, o pérdidas de todo tipo.

Sea como sea, opositar para ser feliz es un ejercicio continuo y no conoce de rituales. ¿Seguimos? Seguimos y si puede ser rodeados de BUENOS amigos, vamos a hacerlo. Desconfiemos de quienes no tienen ni un solo amigo. Pondría una cita ocurrente pero no se me ocurre ninguna.

Voy a prepararme para tomar las uvas, pequeñas y peladas. Sigo siendo una niña.

Mi deseo para este 2017 es...

Joana Sánchez

4 comentarios:

  1. Gracias por estas letras y por lo que representan. Para mí una sonrisa y muchas imágenes, lo verdaderamente importante. Qué sigas desprendiendo a los demás lo que hasta ahora... Y que te devuelvan más a ti! Gracias y próspero 2017

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  2. Gracias a ti Alfonso, me sorprende que alguien lo leyera :) siendo el día que es. Feliz año, lo primero. Me alegra esa sonrisa y esas imágenes que te provocan estas líneas escritas en tiempo real, a punto de sonar las 12 campanadas. Que seamos todo lo felices que podamos, que sepamos alejar a esa gente que no tiene vida y pretende vivirla a nuestra costa, y al igual que tú me lo deseas, que los amigos y buenos momentos, sean los protagonistas de este año y siempre. Vamos a por este 2017.

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  3. Como siempre, verdades y humor a dosis parecidas, tu seña de identidad y el equilibrio perfecto cuando escribes.

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  4. Hola Joana.

    Me gusta cómo escribes, sin embargo, quisiera mostrar mi desacuerdo en una sola frase. "Desconfiemos de quienes no tienen ni un solo amigo".

    Mejor que yo sabrás la de etapas por las que pasa una persona a lo largo de su vida. Unas etapas son más alegres y otras más tristes, unas con más compañías y otras con menos. Existen muchos motivos por los que una persona no tiene amistades o tiene pocas. Si hablamos de personas que son falsas, tienen mal fondo o que, realmente, son malas personas sería evidente que estuvieran solas y, por lo tanto, no convendría fiarse. En cambio, hay personas que han sufrido decepciones en el pasado y se cierran; hay personas que tienen más dificultades para conocer gente y entablar amistades por su timidez; hay personas que no quieren cumplir el rol que la sociedad les pide y se alejan de los/las que consideran "clones"; hay personas que viven una situación familiar o personal compleja y su vida social se reduce al núcleo familiar, etc. Conozco casos de diferentes tipos y me parece injusto que se desconfíe directamente de alguien por su ausencia de amistades. Muchos de los factores que intervienen en una amistad vienen de nosotros/as, pero también de la otra parte. A veces uno/a quiere y no le "dejan". Yo misma he tenido épocas en las que no he tenido a nadie, épocas en las que he tenido a una sola persona y épocas en las que he tenido a varias. No creo que se sea de menor confianza por estar viviendo una etapa más protagonizada por la soledad que por las compañías.

    Por el resto no tengo nada más que añadir. Es un gusto leerte :)



    Saludos y feliz año.

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